lunes, 2 de julio de 2007

Ida y vuelta: Cosas de la vida

Te vas, pasas mucho tiempo desconectado, y un buen día, por avatares de la vida, retornas al lugar de donde has partido. Recorres los lugares que años atrás has visto, con ojos de niño. Piensas que todo va a volver a ser igual ... Sin embargo, te llevas sorpresas.

Las cosas, no se han movido del sitio, pero todo ha cambiado, y tú, de alguna manera, te sientes extraño en tu propia tierra. Y te haces preguntas. ¿Dónde está fulano? Murió. ¿Dónde está citrato?. Murió. ¿Dónde está el viejo cementerio, la fuente, la… el…?. Ves jóvenes que no conoces y casi miras con envidia, edificaciones nuevas, …Te retiras desconsolado, sin ánimos, extraño, …. No puedes entenderlo. Y llegas a la conclusión, que hay un motivo. Antes, en tu juventud, en tú niñez, había sueños pendientes de ser vividos. Ahora, en la madurez de tu vida, esos sueños, se han visto cumplidos /algunos/, y otros, se han quedado en la cuneta. Y entonces, pasa lo que pasa. Ya no es hora de seguir soñando. Piensas que no "ha lugar". Mentira. Mientras tengas vida, hay esperanza, y por tanto, lugar para los sueños. Lo que sucede, es que no sabes si tendrás el suficiente tiempo, para que los mismos se hagan realidad. Porque el tiempo, no perdona. Tú, muchas veces piensas que darías algo, por parar el tiempo. Y el que te queda, que transcurriese a "cámara lenta". No es posible. Tendrías que parar los relojes, para que dejaran de sonar tic, tac, tic, tac....

Unos van a su encuentro a la meta final. Otros están empezando a vivir. No se puede envidiar la vida de otros. Tú ya has tenido la tuya. Claro está que unos la viven mejor que otros. La aprovechan. Y cogen todos los trenes que pasan por su lado. Yo, no lo hice así. Simplemente, me he limitado a ir muchas veces a esa estación, y me he subido a uno. Pero he cometido la torpeza de no bajarme en las paradas, las he dejado que pasasen de largo. No se puede hacer. Mala historia. Las estaciones, hay que recorrerlas minuciosamente. Hay algunas, que vale la pena explorar, y quedarte en ellas una temporada, y decirle a ese tren "que espera a que te subas", vete, yo me quedo.

Claro está, que de eso te das cuenta cuando lo has vivido. Ya es tarde. No pasa nada. El Pueblo sigue en su sitio, las calles te parecen más estrechas, los amigos, muchos de ellos, han desaparecido… Te vas con el propósito de visitarlos con frecuencia para….

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